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Original
Exploring the impact of soft tissue flap on the stability and resorption of bone graft in mandibular defects
Rev Esp Cir Oral Maxilofac 2024; 46(3): 119-128 / DOI: 10.20986/recom.2025.1570/2024
Bekir Osmanov, Andrii Kopchak
ABSTRACT
Background: Reconstruction of continuous mandibular defects is challenging due to the need for substantial bone volume and predictable long-term outcomes. Autologous bone grafts from the anterior iliac crest (ICG) are commonly used but are associated with unpredictable and irregular resorption, complicating prosthetic rehabilitation. The role of a recipient bed, restored with soft tissue flap under perimandibular soft tissue defects circumstances, remains unclear in graft resorption. This study aims to assess whether covering ICG with a vascularized soft tissue flap can impact postoperative resorption and density in mandibular defect reconstruction.
Patients and methods: This prospective study included 12 patients with continuous mandibular defects. Patients were divided into two groups: Group 1 (n = 6) received only ICG grafts, while Group 2 (n = 6) had ICG grafts covered with a free anterolateral thigh flap (ALTF). Inclusion criteria were tumors or high-velocity injuries leading to continuous defects, successful graft survival. Exclusion criteria included osteonecrosis (MRONJ/ORN), osteomyelitis, congenital disorders, non-continuous defects, non-union of the graft, age under 18 years, decompensated or sub-compensated concomitant somatic pathologies, incomplete documentation, a radiation history.
Surgical procedures involved standard preoperative planning using CT scans. ICG was harvested using conventional techniques and fixed with reconstructive plates or patient-specific implants. In Group 1, primary closure was possible without tension, while Group 2 required ALTF due to inadequate soft tissue coverage.Postoperative bone graft volume and density were measured using multi-slice CT scans and analyzed with Mimics Medical 23.0 software. Initial measurements were taken within one week postoperatively, with follow-up at 9 months. Statistical analysis included t-tests and Pearson correlation, with significance set at p < 0.05.
Results: Initial mean graft volume was 8223.2 ± 4140.2 cm³, with no significant difference between groups (p = 0.767). Initial graft density was 526.3 ± 117.8 HU, also similar between groups (p = 0.862). After 9 months, graft volume decreased significantly in both groups. Group 1 showed a 31.7 % ± 16.4 % reduction to 5346.3 ± 2922.7 cm³ (p = 0.029), while Group 2 showed a 49.2 % ± 17.4 % reduction to 3441.7 cm³ (p = 0.022). The overall resorption rate was 40.4 % ± 18.6 % (p = 0.011). Graft density increased significantly in Group 1 by 21.0 % ± 10.5 % to 696.3 ± 204.9 HU (p = 0.019), while Group 2 showed a non-significant increase of 2.1 % ± 24.8 % to 541.9 ± 129.0 HU (p = 0.456). No significant correlations were found between initial volume, density, and resorption rate.
Conclusion: The study found significant postoperative resorption of ICG grafts in mandibular reconstruction, regardless of the use of a vascularized soft tissue flap. Although the flap did not significantly reduce resorption, it may still benefit graft survival and incorporation. Further research with larger samples and longer follow-up is needed to better understand the factors influencing graft resorption and to improve mandibular reconstruction outcomes.
RESUMEN
Antecedentes: La reconstrucción de defectos mandibulares continuos supone un reto debido a la necesidad de un volumen óseo sustancial y de resultados predecibles a largo plazo. Los injertos óseos autólogos procedentes de la cresta ilíaca anterior (ICG) se utilizan habitualmente, pero se asocian a una reabsorción impredecible e irregular, lo que complica la rehabilitación protésica. El papel de un lecho receptor, restaurado con colgajo de tejido blando en circunstancias de defectos del tejido blando perimandibular, sigue sin estar claro en la reabsorción del injerto. Este estudio pretende evaluar si la cobertura del GCI con un colgajo de tejido blando vascularizado puede influir en la reabsorción postoperatoria y la densidad en la reconstrucción de defectos mandibulares.
Pacientes y métodos: En este estudio prospectivo participaron 12 pacientes con defectos mandibulares continuos. Los pacientes se dividieron en dos grupos: El Grupo 1 (n = 6) recibió únicamente injertos de ICG, mientras que el Grupo 2 (n = 6) recibió injertos de ICG cubiertos con un colgajo anterolateral libre del muslo (ALTF). Los criterios de inclusión fueron tumores o lesiones de alta velocidad que dieran lugar a defectos continuos, y supervivencia satisfactoria del injerto. Los criterios de exclusión fueron osteonecrosis (MRONJ/ORN), osteomielitis, trastornos congénitos, defectos no continuos, no unión del injerto, edad inferior a 18 años, patologías somáticas concomitantes descompensadas o subcompensadas, documentación incompleta y antecedentes de radiación.
Los procedimientos quirúrgicos consistieron en una planificación preoperatoria estándar mediante TC. El ICG se extrajo mediante técnicas convencionales y se fijó con placas reconstructivas o implantes específicos para el paciente. En el Grupo 1, el cierre primario fue posible sin tensión, mientras que en el Grupo 2 se requirió ALTF debido a una cobertura inadecuada de los tejidos blandos. El volumen y la densidad del injerto óseo postoperatorio se midieron mediante TC multicorte y se analizaron con el software Mimics Medical 23.0. Las mediciones iniciales se tomaron a la semana del postoperatorio y el seguimiento se realizó a la semana siguiente. Las mediciones iniciales se realizaron una semana después de la intervención y el seguimiento se realizó a los 9 meses. El análisis estadístico incluyó pruebas t y correlación de Pearson, con un nivel de significación de p < 0,05.
Resultados: El volumen medio inicial del injerto fue de 8223,2 ± 4140,2 cm³, sin diferencias significativas entre los grupos (p = 0,767). La densidad inicial del injerto fue de 526,3 ± 117,8 UH, también similar entre los grupos (p = 0,862). Después de 9 meses, el volumen del injerto disminuyó significativamente en ambos grupos. El Grupo 1 mostró una reducción del 31,7 % ± 16,4 % hasta 5346,3 ± 2922,7 cm³ (p = 0,029), mientras que el Grupo 2 mostró una reducción del 49,2 % ± 17,4 % hasta 3441,7 cm³ (p = 0,022). La tasa global de reabsorción fue del 40,4 % ± 18,6 % (p = 0,011). La densidad del injerto aumentó significativamente en el Grupo 1 en un 21,0 % ± 10,5 % hasta 696,3 ± 204,9 UH (p = 0,019), mientras que el Grupo 2 mostró un aumento no significativo del 2,1 % ± 24,8 % hasta 541,9 ± 129,0 UH (p = 0,456). No se encontraron correlaciones significativas entre el volumen inicial, la densidad y la tasa de reabsorción.
Conclusiones: El estudio halló una reabsorción postoperatoria significativa de los injertos de GCI en la reconstrucción mandibular, independientemente del uso de un colgajo de tejido blando vascularizado. Aunque el colgajo no redujo significativamente la reabsorción, puede seguir beneficiando la supervivencia y la incorporación del injerto. Se necesitan más investigaciones con muestras más grandes y un seguimiento más prolongado para comprender mejor los factores que influyen en la reabsorción del injerto y mejorar los resultados de la reconstrucción mandibular.
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